La segunda vuelta enfrentó dos opciones de cambio con algunas similitudes. Una de ellas, una crítica feroz al gobierno de Iván Duque. Otra: el discurso anti-corrupción, aunque me da la impresión de que Petro, por tener una narrativa de cambio más elaborada, fue relegando esa bandera. En uno de los videos filtrados de final del año pasado, Petro pide a su gente recuperar la lucha contra la corrupción como un eje del discurso. Rodolfo matizaba sus comentarios sobre Uribe, pero nunca matizó nada contra Duque. Entre otras, Rodolfo siempre fue claro: prefería a Petro sobre Federico a quien veía como la continuación de Duque.
Entonces parece que no hay duda: Duque y su gobierno sembraron la segunda vuelta del domingo.
¿Cómo es posible que Rodolfo no haya ganado?
Porque Rodolfo hizo una campaña de segunda vuelta muy floja
Al terminar la primera vuelta, Rodolfo parecía el favorito. Petro no estuvo cerca de ganar en primera vuelta y, más bien, parecía estancado. Rodolfo venía subiendo consistentemente. La aritmética más elemental indicaba que si mantenía sus votos y los de Federico, capturando unos pocos del centro, Rodolfo ganaba.
Pero es que la política no responde a la aritmética elemental y, en particular, en esa ecuación faltaba algo clave: el tiempo. La segunda vuelta no era el día después de la primera vuelta, sino tres semanas después. Y en 21 días pueden pasar muchas cosas. Antes decían que una semana en Colombia es como un año en Suiza.
Si la campaña de la primera vuelta de Rodolfo fue un sacudón innovador y audaz, la de la segunda vuelta fue, para mí, muy regular. En la primera semana despreció la posibilidad de hacer precisiones programáticas. Eso es importante para un sector de la población. No son la mayoría, pero sí tienen alguna influencia.
El pedido de esas precisiones no era un capricho, Rodolfo realmente no presentó un programa en la primera vuelta. Sus intervenciones en los debates y en las entrevistas tenían unos puntos gruesos claros, pero no lo suficiente para entender hacia donde quería ir. Cito un ejemplo del debate en el que yo lo vi: el debate sobre medio ambiente del Canal Caracol. Presentó una muy buena respuesta, cuando algún otro candidato decía algo, el en su turno reviraba: “a mi todo eso me parece muy bueno, como voy a estar en desacuerdo, pero con esa mana de politiqueros ladrones no se puede hacer nada, entonces yo que no sé de eso, lo que hago es llamar a un experto y que él haga lo que está diciendo acá.” A mi juicio, una muy buena respuesta pero que se vuelve problemática si es la única.
La “rodolfoneta” es un buen meme, pero no es un proyecto de país.
Ahora, yo entendí que Rodolfo no admitiera precisar el programa. ¿Por qué iba a meterse en un terreno que no es el suyo y que consideraba no le aportaba electoralmente? Legítimo. El ganó en la primera vuelta y, entre otros, su privilegio era conducir la política como mejor le gusta.
Lo que sí me sorprendió fue lo que vino después: viaje a Miami y entrevista con Jaime Bayly. Rozando lo extravagante. Aspirando a dirigir un país tan grande como Colombia, que además según el mismo no conocía, el ingeniero escogió ir a Miami. Le funcionó un viaje eterno al Vaticano en la primera vuelta, pero los tiempos eran distintos. Y los trucos del mago cuando se repiten demasiado pierden impacto. Me sorprendió también que su planteamiento desde Miami era que tenía miedo. No porque lo tuviera, que le creo por supuesto, sino porque no creo que la gente estuviera buscando un presidente con miedo. Es evidente que ser candidato presidencial en Colombia da miedo, pero es que nadie se mete obligado a ser candidato presidencial en Colombia. Es parte del oficio. No hay mártires en política, mucho menos desde Miami.
Un par de viajes más de Rodolfo, todos de unas pocas horas, unas fotos y no más. Al Vichada y a Chiquinquirá: lo más tradicional que hizo en la campaña, fingiendo un poco porque ya sabemos que del Vichada no sabía nada y que no era un católico practicante. Lo más increíble para mí fue como Rodolfo abandonó Bogotá. Insólito, ahí perdió la elección.
No sé si hizo más videos simpáticos en Tik Tok pero seguro ya eran paisaje. El tercer reggaetón del viejo Rodolfo no puede pegar. En estos tiempos no pega sino la novedad. Escogió hacer un video en la piscina rodeado de jóvenes y cervezas. Abusando los límites de la caricatura.
El episodio final del debate fue patético. Desde la leguleyada de una orden judicial para hacer un debate, hasta el intercambio de cartas de un lado y el otro. Debo reconocerlo: yo creo que Rodolfo debió haber aceptado el debate y, bajo la condición de que fuera corto, podía haberlo hecho bien. Esa frase de, “Colombianos, prefieren darle la billetera a Roy, Benedetti, Piedad Córdoba o a mí” era buena, efectiva para un debate.
Se puede criticar mucho de lo que hizo o dejó de hacer pero que no quepa duda de que Rodolfo es un señor inteligente y trabajador. Por eso mismo, concluyo esta parte con una intuición: el ingeniero Rodolfo no quería ser presidente de Colombia. Quizás no se sentía preparado o no quería meterse en un lío monumental. De lo que sí estoy convencido es que si hubiese querido ser presidente habría podido hacer una campaña mejor.
Su campaña de la primera vuelta pasará a la historia como una de las más disruptivas en la historia del país. No tengo claro qué tan interesados están los millones de colombianos que votaron por él en sus próximos pasos, seguramente muchos eran principalmente antipetristas más que rodolfistas, pero espero que sea un buen senador. Yo lo voy a escuchar con atención. Por ahora, eso sí, no tengo interés en usar Tik-Tok. Voy apenas aprendiendo Instagram.
Porque Petro hizo una campaña de manual
Si Rodolfo y su ida a Miami fueron extravagantes, Petro hizo una campaña extremadamente disciplinada. Viajó por todos los rincones del país, dio todas las entrevistas, detalló el programa.
Al verlo pensé que no hacía falta el personaje artificial de Petro en un caballo blanco, o Petro futbolista o Petro durmiendo en unas tablas, pero creo que yo estaba equivocado. A lo mejor esas escenas lograron humanizarlo más.
A los más radicales o los que parecían más corruptos de su campaña los sacó de la tarima.
Aceptó adhesiones de la política tradicional y del centro político.
Amplió su coalición y se mostró conciliador. Hizo la tarea con juicio. Estoy convencido de que habría soñado con ganar en primera vuelta -alcanzaría así a su némesis Uribe que lo hizo en 2002- o, por lo menos, haber “barrido” a Rodolfo.
Fue un triunfo más apretado y sabe que tiene millones con miedo por lo que el representa.
Pero ganó, y ganó claramente.
¿Qué va a hacer Petro?
El mito de Petro que construyen algunos de los que lo conocen bien es que inescrutable y muy callado. Su comportamiento en los videos filtrados es singular: usualmente recostado en un sillón mientras los demás hablan y hablan. Es cierto algo que él dijo, si uno ve esos videos parece un señor pausado y prudente. Deja que los demás hablen, pero uno se pregunta: ¿qué está pensando Petro?
Él dijo otra cosa interesante: “los videos son privados y lo que ahí se dijo no importa, observen lo que dije e hice en la campaña y esa era la estrategia”. En otras palabras: esos vídeos son de gente hablando, pero el que decido soy yo y lo demuestro en lo que hago. Preferencias reveladas dicen los economistas.
Petro es difícil de leer y, por eso mismo, no es claro hacia dónde va. A mi me sorprende su facilidad para hacer alianzas políticas con el que sea. Me gustaría preguntarle si es porque para él el fin justifica los medios y, después de perder varias veces por un camino más tradicional contra el establecimiento y afincado en la izquierda, decidió que su última lucha tenía que ser la de conquistar gobierno nacional, que después ya vendrían los más puristas, los herederos de las luchas de abril como él les dice. Algo así como un gobierno de transición, abriendo espacio a los Roys y Benedettis como un mal inevitable para llegar a la tierra prometida.
O, quizás otra alternativa: me podría decir Petro que no, que no es el que el fin justifique los medios, sino que él cree en la posibilidad de redención del espíritu humano y que si los Roys y Bendettis representaban contra lo que él luchó, pues ya no. Que ellos dicen que cambiaron y él les cree.
Quien sabe, me quedaré sin preguntarle, pero el tiempo mostrará con sus acciones, y de los Roys y Benedettis, cuál era la verdad. Yo voy a estar pendiente porque me parece muy interesante.
Aunque imposible de saber hoy en día, a lo mejor ni Petro sabe, se dibujan tres caminos para el próximo que simplifico:
1- El de un Santismo renovado, con un giro suave a la izquierda en temas de economía. Santos, vía sus alfiles, fue un gran ganador de la jornada. Prada, Roy, Alejandro Gaviria, Bendetti, Cristo, Rivera todos apoyaron con mucho entusiasmo a Petro en la segunda vuelta. Y fueron muy bien recibidos por Petro. El gobierno Santos terminó siendo un gobierno liberal, no digamos social demócrata, pero sí de centro. Clientelista, en parte por la ausencia de carisma de Santos, en parte porque Santos sí está convencido de que el fin justifica los medios. Y con buenas razones, su experiencia de vida le demuestra al final que consiguió liderar el proceso de paz, pasando por todos los medios posibles, empezando por el de traicionar a Uribe o el de intentar “insultar” a Mockus diciéndole profesor. Petro siempre se mostró cercano a Santos y particularmente obsesionado con contar con el apoyo del partido Liberal. Dependiendo de cómo arme su gabiente, podríamos ver un nuevo gobierno santista ahora más social demócrata, un poco menos clientelista. Paradójicamente, mis amigos uribistas, quedan pocos, ven este camino como el mal menor. Las vueltas que da la vida: el último residuo del uribismo, anhelando el regreso de Santos.
2- El de Chávez. Dicen los psicólogos que es mejor enfrentar el miedo que uno tiene. Nombrar algo es enfrentarlo. Entonces un camino para Petro es tratar de retomar el proyecto de Chávez dándole nuevos matices, como la lucha contra el cambio climático. El proyecto de Chávez es complejo y evolucionó desde sus inicios, pero no es un proyecto democrático, es un proyecto con ambiciones transnacionales, se basa en el mesianismo, y es muy confuso en asuntos económicos. Chávez concretó su aspiración revolucionaria el día de su posesión, dijo: “Juro sobre esta constitución moribunda”. Si este es el camino que va a tomar Petro tiene que actuar rápidamente: 4 años son muy poco y no dan para hacer ninguna revolución. Paréntesis para una opinión impopular: yo creo que deberíamos tener una reelección o, por lo menos, gobiernos un poco más largos. Los 4 años apenas dejan sentar unas bases y eso si el gobierno es muy eficiente. Los militares pasan a ser actores políticos claves en un camino de estos.
3- El de un gobierno de izquierda clásico. Clásico en el mundo, pero no en Colombia porque acá no ha habido gobiernos nacionales de izquierda. Esa sería una ruta más parecida a la del inicio de Rafael Correa, a quien Petro admira mucho. O los gobiernos de Lula, el de Mujica. Trato de hacer comparaciones para ilustrar en este borrador, si uno es riguroso son países muy distintos. Reformas estructurales, fuerte tensión con viejos poderes, nuevas relaciones internacionales alejándose de la influencia de Estados Unidos. Corre el riesgo de ser ineficiente y volverse impopular por las expectativas no cumplidas. Y terminar en el fiasco del AMLO mexicano. O, también, corre la suerte de hacer un gobierno de transición hacia un modelo de sociedad más justo e incluyente. Colombia merece la oportunidad de ser gobernada por una izquierda democrática, innovadora, compasiva. Así el país puede decidir si mejor se devuelve a la derecha que ya conoce.
Mi deseo, que no importa sino a mí y al que leyó hasta acá, es que Petro tome el tercer camino. Me animaría mucho participar en esa ruta. No creo que pueda ni que tenga interés en recorrer el camino 2. Y creo que va a terminar siendo el camino 1.
En cualquier caso, y acá cabe la expresión, le deseo de todo corazón que le vaya muy bien. Yo voy a seguir siendo lo mismo de siempre, un ciudadano colombiano con interés en observar y en compartir lo que veo por estas redes sociales.
Gracias Alejandro por este artículo tan objetivo, espero que todo esto no resulte como el vecino país, porque luego de vivir allá por 15 años no quisiera que aquí se viviera lo mismo y tener que volver a huir con mi familia.
Me encantó este análisis. Y sí, de acuerdo, ojalá de los tres caminos Petro vaya por algo que se parezca al tercero. Mil gracias por escribir este texto, que creo que nos ayuda mucho a visualizar mejor lo que está en juego.