Ya no son las FARC, ya no es Santos, ahora el paro tuvo la culpa
alejandrofajardo.substack.com
Columna en Las2Orillas: https://www.las2orillas.co/ya-no-son-las-farc-ya-no-es-santos-ahora-el-paro-tuvo-la-culpa/ A comienzos del siglo, el proyecto político que hoy gobierna el país, tomó fuerza con una condena disfrazada de diagnóstico: la fracasada negociación del gobierno Pastrana en el Caguán, era la culpable de la crisis del país. El candidato Álvaro Uribe, que había sido consistente en su crítica al Caguán, se disparó en las encuestas ante el colapso de las negociaciones y, hábilmente, mezcló un discurso independiente, aparentemente por fuera de los partidos tradicionales, pero que contaba con el apoyo de los políticos tradicionales, liderados por Germán Vargas Lleras. Condenaba a los partidos, pero aceptaba el apoyo de los grandes clientelistas, empezando por los mayores, los que terminarían en Cambio Radical. La faceta independiente era atractiva para las clases medias más urbanas, que en ese entonces empezaban a condenar la politiquería tradicional de liberales y conservadores, y la faceta de recibir apoyos clientelistas en privado era útil para aceitar la política regional. Esa estrategia ha sido particularmente clara en Antioquia: además de promover jóvenes “independientes” y “técnicos”, de buena aceptación en las clases medias y altas, el uribismo se dedicó a reencauchar a los jefes de la política tradicional, Luis Alfredo Ramos y Fabio Valencia Cossio, que a finales de los 90’s habían sido los grandes enemigos de Uribe. Hasta golpes hubo, mientras contaban unos votos. Todos se acomodaron.
Ya no son las FARC, ya no es Santos, ahora el paro tuvo la culpa
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Ya no son las FARC, ya no es Santos, ahora el paro tuvo la culpa
Columna en Las2Orillas: https://www.las2orillas.co/ya-no-son-las-farc-ya-no-es-santos-ahora-el-paro-tuvo-la-culpa/ A comienzos del siglo, el proyecto político que hoy gobierna el país, tomó fuerza con una condena disfrazada de diagnóstico: la fracasada negociación del gobierno Pastrana en el Caguán, era la culpable de la crisis del país. El candidato Álvaro Uribe, que había sido consistente en su crítica al Caguán, se disparó en las encuestas ante el colapso de las negociaciones y, hábilmente, mezcló un discurso independiente, aparentemente por fuera de los partidos tradicionales, pero que contaba con el apoyo de los políticos tradicionales, liderados por Germán Vargas Lleras. Condenaba a los partidos, pero aceptaba el apoyo de los grandes clientelistas, empezando por los mayores, los que terminarían en Cambio Radical. La faceta independiente era atractiva para las clases medias más urbanas, que en ese entonces empezaban a condenar la politiquería tradicional de liberales y conservadores, y la faceta de recibir apoyos clientelistas en privado era útil para aceitar la política regional. Esa estrategia ha sido particularmente clara en Antioquia: además de promover jóvenes “independientes” y “técnicos”, de buena aceptación en las clases medias y altas, el uribismo se dedicó a reencauchar a los jefes de la política tradicional, Luis Alfredo Ramos y Fabio Valencia Cossio, que a finales de los 90’s habían sido los grandes enemigos de Uribe. Hasta golpes hubo, mientras contaban unos votos. Todos se acomodaron.